Diferencias entre detergentes para la ropa convencionales y ecológicos

Si observamos un detergente convencional, una de las cosas que  primero llama la atención es su color, a menudo azul. Esta coloración de origen sintético se añade para eliminar visualmente el tono amarillento que adquiere la ropa cuando va envejeciendo.
Como no es un efecto duradero, es decir, no alcanza a los lavados posteriores y por lo tanto, no cumple con las exigencias de los consumdores, habitualmente se incluyen también blanqueadores ópticos. Estos agentes abrillantadores fluorescentes son compuestos químicos derivados de hidrocarburos, como el estilbeno, que absorben la radiación ultravioleta, y que por simple combinación de colores, disimulan el tono amarillento de la ropa. También son habituales los blanqueadores desinfectantes a base de cloro que liberan dioxinas, cuyos peligros para la salud ya han sido advertidos por la OMS.

Otro aspecto que llama la atención es el perfume, a menudo fuerte y siempre de origen sintético, lo que en ocasiones puede causar dermatitis por contacto, especialmente en las pieles más sensibles. Son muchas las personas que reconocen haber cambiado de detergente alguna vez por este problema.

En cuanto a los ingredientes activos, en los detergentes convencionales rara vez se detallan los tensioactivos (ingredientes con función detergente, es decir, lo que lava). Se suele indicar el porcentaje de surfactantes iónicos y no iónicos, pero no se precisa cuáles en concreto. En la mayoría de los casos, esos tensioactivos son compuestos etoxilados en cuyo proceso de elaboración se libera 1,4-dioxane, un cancerígeno reconocido.

Por último, los detergentes convencionales también contienen enzimas, que hacen que la ropa quede más ápera y sea imprescindible el uso de suavizante.

Todo lo anterior tiene que ver con que los detergentes convecionales no se degraden con facilidad, contaminando así los ecosistemas marinos.

La alternativa a los detergentes más habituales en supermecados y tiendas tradicionales, son los detergentes ecológicos – formulados con jabón u otros tensioactivos a partir de aceites vegetales – que no sólo respetan la salud y el medio ambiente, sino que además han demostrado lavar de forma eficiente, dejando la ropa más suave y prolongando mucho más la vida de nuestras prendas.

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