Los usos confusos de los términos «mineral» y «orgánico»

En el ámbito de la Cosmética Natural y Ecológica, los términos «mineral» y «orgánico» generan a menudo mucha confusión, ya que dependiendo del contexto, pueden hacer referencia tanto a productos naturales, respetuosos con la piel y el entorno, como a productos derivados del petróleo. En este artículo, trataremos de aclarar las posibles dudas en torno a la naturaleza de los elementos a los que acompañan dichos términos, apoyándonos para ello en algunos ejemplos.

El término orgánico significa, entre otras acepciones, que tiene como componente constante el carbono, combinado con otros elementos como el hidrógeno, el nitrógeno y el oxigéno. Los compuestos orgánicos pueden obtenerse a partir de fuentes naturales, pero hoy en día la mayoría de ellos se producen de forma artificial. Entre los compuestos orgánicos, podemos encontrar los hidrocarburos (compuestos formados únicamente por átomos de carbono y de hidrógeno), siendo el petróleo una mezcla heterogénea de estos compuestos. Por ello, en algunas ocasiones, cuando se habla de compuestos orgánicos, se está haciendo referencia a elementos derivados del petróleo.
Por otro lado, el término orgánico es también un anglicismo (organic) que significa ecológico, de tal manera que cuando lo utilizamos para calificar un aceite o un extracto vegetal, lo que estamos queriendo transmitir es que ese ingrediente procede de la agricultura ecológica, es decir, que su cultivo se ha basado en la utilización óptima de los recursos naturales, sin emplear abonos o pesticidas de síntesis ni organismos modificados genéticamente.

El término mineral hace referencia a un numeroso grupo de sustancias naturales, homogéneas, inertes y de composición química definida. Algunos minerales utilizados en cosmética natural son, por ejemplo, las arcillas, la mica, el silicio; algunos metales (como el oro y la plata). También podemos encontrar ingredientes de origen mineral cuyas moléculas están formadas por la combinación de oxígeno y metales, y que habitualmente se utilizan como colorantes en maquillaje (óxidos de hierro) o como filtros solares por su capacidad para reflejar la luz (óxido de zinc y dióxido de titanio).
Sin embargo, cuando se habla de aceites minerales se hace referencia a productos líquidos derivados de los hidrocarburos, como por ejemplo, la parafina. El uso de estos aceites no está permitido en los productos de cosmética natural y ecológica controlada.

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S.O.S. ¿Con qué limpio mi piel?

En el post de hoy tratamos uno de los temas sobre los que surgen más dudas y preguntas: LA LIMPIEZA FACIAL.
¿Qué difierencias hay entre unos limpiadores y otros? ¿Cuál es el más adecuado para mi tipo de piel? ¿Puedo utilizar un solo producto para limpiar, desmaquillar y tonificar?
 
Teniendo presentes estas preguntas, aclararemos las diferencias entre los distintos tipos de limpiadores faciales, las propiedades, ventajas y desventajas que presenta cada uno, y para qué tipos de pieles están aconsejados.
 
  • Jabones: pueden ser líquidos o sólidos, pero principalmente los encontraremos en forma de pastilla. Los jabones naturales están formulados fundamentalmente con agua, sosa (o potasa en el caso de los líquidos) y aceites vegetales.
    El jabón tiene un pH básico o alcalino. Para ayudar a la piel a equilibrarlo, se recomienda aplicar un tónico o agua floral después de la limpieza, y antes de la aplicación del tratamiento hidratante.
    Entre los jabones más adecuados para el uso facial encontramos los jabones de Alepo, o la mousse de jabón de Matarrania.
  • Geles limpiadores y espumas: en su composición encontramos agua; una elevada presencia de agentes tensiactivos o surfactantes, que son los encargados de hacer espuma y arrastrar la suciedad de la superficie, y que pueden ser aniónicos (con carga negativa, como por ejemplo los sulfatos), catiónicos (con carga positiva, son utilizados frecuentemente como agentes acondicionadores) o no iónicos (con carga neutra, como los glucósidos, son más suaves), y anfóteros (dependiendo del pH se comportan como aniónicos o catiónicos); también podemos encontrar aceites (en algunos casos); y además suelen estar enriquecidos con extractos de plantas. Proporcionan una sensación de limpieza profunda, por lo que generalmente están indicados para pieles mixtas y grasas.
    Se aplican masajeando hasta obtener abundante espuma y es preciso que se aclaren con agua. Es conveniente evitar la zona del contorno de ojos, y no se recomiendan para desmaquillar.
  • Leches limpiadoras: tienen una textura más cremosa, se aplican con la ayuda de un algodón, y no necesitan aclarado posterior, por lo que se procedería directamente al uso del tónico.
    No producen espuma, por lo que en su formulación hay una menor presencia de tensiactivos (necesarios para lograr una emulsión estable) y una mayor presencia de aceites vegetales, por lo que la sensación de limpieza no es tan profunda como el caso anterior, pero a cambio aportan hidratación. Es por ello que suelen estar indicadas principalemente para pieles sensibles, secas y maduras.
    Las leches limpiadoras se pueden utilizarse también para desmaquillar todo el rosotro.
  • Las aguas micelares: son soluciones acuosas que presentan moléculas de lípidos (grasas) disueltas en ellas. Se utilizan fundamentalmente para desmaquillar, ya que arrastran muy bien el maquillaje, siendo muy suaves con la piel. Adecuadas tanto para la cara como para los ojos, y para todo tipo de pieles, tienen la ventaja de que además de limpiar, tonifican, por lo que no sería preciso el empleo posterior de un tónico.
    Se aplican con la ayuda de un algodón, como si se tratase de una loción o un tónico.
  • Aceites vegetales: pueden ser puros (por ejemplo de jojoba o almendras, muy utilizados como desmaqullantes) o composiciones de varios aceites (como el aceite desmaquillador de ojos de Logona, o el aceite armonizante de Weleda).
    Desmaquillan muy bien sin emulsionantes, al tiempo que hidratan la piel. Se recomeindan especialmente en pieles sensibles y maduras, y para la limpieza de la delicada zona del contorno de ojos.
    A la hora de decantarse por uno u otro aceite hay que tener en cuenta que hay aceites más secos y seborreguladores, indicados para pieles mixtas, como el de jojoba o avellana; otros aceites más grasos como el de oliva, o rosa mosqueta, indicados para pieles más secas; y aceites especialmente indicados para las pieles muy sensibles, como el de almendras.
    Se aplican vertiendo unas gotas en un algodón, y pasándolo por toda la cara con suavidad, hasta que salga completamente limpio.
  • Limpiadores faciales sin tensiactivos: además de los aceites vegetales, existen otros tipos de lipiadores formulados sin agentes tensiactivos. Entre ellos encontramos limpiadores a base de arcillas, como la crema mineral de lavado de Alva, y el gel limpiador Ghassoul de Logona Lavaerde; y por otro lado, las lociones limpiadoras dermotónicas, como las savias de Yipsophilia, que al igual que las aguas micelares, limpian y tonifican en un solo gesto.
    1.    Los dos primeros limpian a base de una arcilla africana conocida con el nombre de Rhassoul o Ghassoul. Esta arcilla limpia la piel delicadamente, y en profundidad, de las posibles impurezas propias de las pieles más jovenes, mixtas y grasas, pero por su suavidad son idóneas también para las pieles más sensibles.
      Su textura es cremosa y un poco granulosa, debido al contenido en arcilla. Se aplican como un gel limpiador, y ambos necesitan aclarado y la aplicación del tónico a continuación.
    2.    Las savias de Yipsophilia limpian, desmaquillan y tonifican la piel (todo en uno), por lo que resultan ideales para personas que no quieren complicarse con el uso de muchos productos diferentes. Están formuladas a base de agua y un sinfin de extractos vegetales conocidos por sus propiedades. Dependiendo de estos, encontraremos unas savias para cada tipo de piel.
      Para su uso es preciso verter una pequeña cantidad en un algodón y deslizarlo por toda la cara con suavidad: una vez para limpiar, y dos veces para desmaquillar.
 
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